¿Naturaleza versus ser humano?

Ahí está la Naturaleza, incontestable

Tsunami, huracanes, terremotos, tifones, inundaciones,
tormentas tropicales… más de 300 mil muertos por causa de desastres
naturales registrados en el año 2005. Tenemos las imágenes frescas en
nuestras mentes. En estas circunstancias la naturaleza no parece ser
débil y desprotegida ante los hombres. Nosotros ya nos acostumbramos a
sentirnos responsables de cuidar la Tierra: sus recursos, las especies
en extinción o la capa de ozono; pero ella no parece tener la misma
conciencia sobre nosotros. Uno se pregunta: ¿no conviene preocuparse
ahora más por los seres humanos?

Afortunadamente en realidad la naturaleza no es como en la
famosa película de Hitchcock titulada "Los pájaros", donde estos,
declaran la guerra a los hombres y se reúnen para atacar y matar a
picotazos a las personas. Sin embargo a veces parece, que la
naturaleza se enoja o incluso se quiere vengar. Aunque no sea así, no
es equivocado pensar, que no conviene "provocarla" e ir contra sus
leyes. El "ir contra la naturaleza" podría ser la tala de un bosque,
la contaminación del medio ambiente, así como también la fecundación
in Vitro o la manipulación del código genético... En el fondo nos
podemos dar cuenta que todo esto significa ante todo "ir contra el ser
humano", porque implica falta del respeto de la dignidad humana. Es
bueno respetar la naturaleza por el respeto al ser humano.

Se podría decir que la naturaleza sabe cuidarse a sí misma
bastante bien. Aunque sin prisas, se recupera de los daños que se le
causa. Lo ilustra muy bien la guerra de los ents contra Isengard en
"Las dos Torres" de J.R.R. Tolkien, (quien por cierto por algunos fue
llamado ecologista por su admiración ante la belleza y la sabiduría
escondida en los árboles, los cielos, los ríos o la luz). Los ents,
entre ellos Bárbol, el más viejo, eran algo con aspecto de árboles que
de vez en cuando se despertaban, hablaban y caminaban. No reaccionaron
rápidamente ante la progresiva destrucción de su bosque Fangorn
realizada por el ejército de orcos de Saruman. Una vez enojados y por
fin ya bien despiertos, los ents sorprendieron a todos con su fuerza;
casi sin esfuerzo aventaron enormes piedras, cambiaron la ruta de un
río y con la inundación en pocos instantes derrotaron Isengard.
Una naturaleza singular

Por algo se suele decir que la naturaleza no perdona. Tiene
sus leyes muy sabias, aunque no es consciente de ellas como los
ficticios ents de Tolkien. En realidad los robles no se dan cuenta de
que rompen el asfalto con sus raíces, el agua al correr tampoco sabe
si nos permite disfrutar de preciosas cascadas o si mata muchas vidas
por invadir con su ímpetu. En cambio el hombre sí puede conocer estas
leyes... No es un ser más de la naturaleza, otro árbol. Es el único
ser en la Tierra que puede conocer las leyes de naturaleza. Aunque la
majestuosidad de un bosque parecido al Fangorn nos infunde respeto y
nos extasiamos ante fenómenos y paisajes a veces tan bellos y
terribles a la vez, nos damos cuenta de que somos superiores. Nuestra
dignidad no sólo nos permite admirar y respetar o destruir y
contaminar... Podemos entender la naturaleza para intencionalmente
transformarla o influir en sus sucesos con un fin, ojala bueno.

Volviendo a considerar los desastres naturales, los
científicos sin duda podrían desarrollar aún mucho más las
posibilidades de predecir los terremotos, huracanes, etc. para poder
prevenir a tiempo catástrofes y evitar muchas muertes de seres
humanos. Conviene invertir en este tipo de estudios y en los medios
para prevenir o remediar tragedias, igual en los países más
desarrollados que en los más pobres.
Somos el punto de referencia

Lo dicho hasta ahora sobre la prioridad de proteger la vida de
los hombres no disminuye la importancia de cuidar el medioambiente.
Todo lo contrario. Pero es bueno recordar las correctas razones para
los programas ecológicos. Buscamos evitar la contaminación del aire
por las consecuencias negativas que tiene para la salud humana. No
pisamos el césped no porque le duela a la hierba, sino para que todos
puedan disfrutar de bellos jardines. Si no matamos sin necesidad a una
hormiga, debe ser porque no es digno del hombre matar sin necesidad.
Destruir lo bello y lo bueno sin una razón que lo justifique... todos
intuimos que va contra nuestra dignidad. Incluso un niño a quien aún
nadie se lo explicó, lo sabe. Por tanto, es bueno cuidar la naturaleza
y respetar sus leyes, porque ese comportamiento afirma la dignidad
humana. Además, no cultivo las rosas por las rosas, sino para poder
regalar las más hermosas a mi madre. Las flores no necesitan de mi
respeto, pero las personas sí tienen derecho a ver flores bonitas.

A los que nos impacientamos a veces un poco en el tráfico de
las grandes ciudades, se nos antoja "salir a la naturaleza".
Experimentamos que conquistar y contemplar las altas montañas nos
inspira paz y hace descansar. Descubrimos que hay en la naturaleza
algo de la armonía que buscamos, y es comprensible que nazca en
nosotros el deseo de vivir en armonía con la naturaleza. Podemos
ignorar de dónde vienen las leyes, el orden y la grandeza que
admiramos. Pero lo maravilloso es que, a diferencia de los pájaros o
los árboles, nosotros, queriendo ordenar nuestra vida, tenemos la
capacidad de conocer de dónde viene el orden y seguirlo libremente.
Los árboles y pájaros necesariamente obedecen ciegamente ese Orden,
esa Sabiduría y sus leyes. Ciertamente el orden que rige nuestra vida
humana es un poco más complicado, no se reduce a leyes biológicas y
físicas, pero de todas formas podemos descubrirlo y respetarlo por
decisión personal.

Magda Figiel
Mujer Nueva