Knut Ahnlund: “El valor del Nobel ha sido aniquilado”

Abandona la Academia Sueca uno de sus miembros por el desprestigio que
supuso dar el Nobel a Jelinek.
La concesión del Premio Nobel de Literatura de este año ha estado
precedida por un portazo polémico en la Academia sueca: Knut Ahnlund,
uno de los 18 académicos vitalicios y prestigioso crítico literario,
anunció que abandonaba la Academia porque considera que la concesión
del galardón en 2004 a la escritora austriaca Elfriede Jelinek lo ha
desprestigiado sin remedio.
Cuando Alfred Nobel esbozó los criterios artísticos que deberían
tenerse en cuenta para designar los candidatos al premio Nobel de
Literatura, seguro que no se podía ni imaginar que años después estos
criterios apenas se tendrían en cuenta para elegir a Elfriede Jelinek,
la premio Nobel 2004. Decía Alfred Nobel que la obra literaria de los
aspirantes debería poseer "una especie de academicismo estético que dé
prioridad al equilibrio, la armonía y las ideas puras y nobles en el
arte narrativo".

Por coherencia

Ninguna de estas cualidades está presente en la literatura de
la Nobel austriaca, a juzgar por el extenso artículo publicado por
Knut Ahnlund en el periódico "Svenska Dagbladet", en el que hace un
repaso a todas y cada una de las obras de Jelinek. Ahnlund, de 82
años, define la literatura de Jelinek como "porno violento y quejica",
con una "desoladora falta de ideas y de visiones", que se traduce en
"una verborrea donde ocurrencias casuales se extienden a lo largo de
diez o cien páginas sin que se diga nada". "La pornografía se ha
infiltrado en ofertas culturales respetables y aceptadas, un porno
avanzado puede actuar disfrazado como indignación y se convierte en
una salida fácil desde el punto de vista comercial. A esta sección
pertenece a grandes rasgos todo lo que ella ha escrito", dice el
académico. Jelinek –continúa Ahnlund– "ha producido una masa de texto
sin huella alguna de estructura artística sobre temas pornográficos
como el sadismo, el masoquismo, humillaciones y ultrajes".

Ahnlund dice que los criterios empleados en la designación de
Jelinek desprestigian el premio Nobel y son, quizás, una muestra de
cuáles son los criterios morales, estéticos y políticos más valorados
por el actual jurado.
Crisis en la "Academia"

Knut Ahnlund, sin embargo, rechaza esta unívoca visión de la
literatura y, por ello, ha decidido dimitir. Opina Ahnlund que la
mayoría de los miembros del jurado votaron el año pasado a Jelinek sin
ni siquiera haberse leído su obra, lo que confirmaría las sospechas de
que hoy día el Nobel de Literatura es un premio con más intereses
ideológicos que literarios.

Ahnlund es el tercer miembro que se retira de la Academia
sueca. En 1989, Kerstin Ekman y Lars Gyllensten decidieron no trabajar
más en la Academia por considerar que se había actuado con pasividad
al no condenar la "fatwa" (edicto islámico) de pena de muerte contra
el escritor Salman Rushdie. En el debate actual, Gyllensten ha
declarado que está totalmente de acuerdo con Ahnlund.

Con decisiones tan polémicas como las que han caracterizado a
los Nobel más recientes, el Premio sale tocado, pues está perdiendo su
aura de referente en el escalafón literario. Si el Nobel quiere seguir
conservando el monopolio de la consagración literaria mundial, debería
recuperar los criterios estéticos que ha mantenido durante más de cien
años.

Adolfo Torrecilla ACEPRENSA